Conócenos | Restaurante Neblinas

El legado de Alberto Portilla Ramón

En la cima de la Cordillera Occidental, a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar, existe un lugar donde la niebla no solo envuelve el paisaje, sino también la memoria de quien lo fundó. Neblinas Restaurante nació el 25 de diciembre de 2003 como el sueño hecho realidad de Alberto Portilla Ramón, un caleño que dedicó su vida al arte de servir.

Todo comenzó hace 20 años

Desde joven, Alberto descubrió en la hospitalidad una vocación profunda. Empezó como auxiliar en restaurantes tradicionales de Cali, formándose en cada gesto, en cada mesa atendida. Su carrera lo llevó a Inglaterra, donde estudió Hospitality & Catering y aprendió, con rigor, el oficio que lo marcaría para siempre. Al regresar a Colombia, trabajó en clubes y hoteles, y más adelante se convirtió en operador de eventos. Pero fue en el kilómetro 18, entre árboles altos y bruma constante, donde su historia tomó rumbo definitivo.

Allí, en medio del bosque andino de niebla, Alberto imaginó un restaurante que estuviera en sintonía con la naturaleza y la cultura del Valle del Cauca. Un lugar donde no solo se sirviera comida, sino también memoria, tradición y afecto. Así nació Neblinas: con un solo salón, una cocina cercana y un servicio que entendía la importancia del detalle.

Con los años, Neblinas creció y se consolidó como referente de la gastronomía regional. La llegada de María Lenis Isaza a la cocina, con su célebre receta del Patacón Gigante, marcó un hito. El restaurante se amplió, recibió a miles de visitantes y fue sumando espacios, cada uno con identidad propia, en homenaje al territorio vallecaucano.

Hoy, más de dos décadas después, Neblinas no solo conserva la visión de su fundador, sino que continúa su legado con un propósito claro: ofrecer una experiencia auténtica donde gastronomía, hospitalidad y sostenibilidad se entrelazan. Bajo la niebla, entre eucaliptos y trinos, el equipo que Alberto formó sigue trabajando con una misión: restaurar el alma de cada visitante y preservar el bosque que lo inspiró.

El reflejo de una vida dedicada a servir con altura.

Alberto Portilla falleció en 2018, pero su legado permanece vivo. Neblinas continúa siendo un punto de encuentro para quienes buscan algo más que una comida: una conexión con el territorio, la memoria y el afecto.